28 de junio de 2017

Un sorteo, un coche y un conejo.

¡Qué alegría me llevé! Aún lo recuerdo como si fuera ayer el gran día, el momento de encender la televisión y sentarme en el sofá como cualquier otra tarde y de repente ver mi número en las noticias… ¡me había tocado! Que buena fue la sensación de saberme al fin fuera de la monotonía de ese estúpido trabajo, al fin libre… o eso pensaba. Que felicidad junto a mi mujer cuando fuimos a por el premio, salimos en todas las cadenas, era el mayor premio que se había sorteado hasta ese momento y era todo mío, mío y de nadie más.
Os preguntareis que hice con tanto dinero en mis bolsillos, pues no es difícil imaginar, lo típico diría yo, un coche primero, una casa después y todo lo que me apetecía luego. Mi mujer y yo no nos privábamos de nada y así fue durante algunos años… hasta el fatídico día en que toda esa riqueza dejo de tener sentido… ¿Cómo podía disfrutar de algo sin ella?
El fin empezó como cualquier otro día en el paraíso, nos despertamos y fuimos a desayunar tranquilamente y entonces surgió la idea que acabaría con todo… ¿vamos a la montaña? Me preguntó ella, siempre entusiasmada por respirar aire fresco y andar un rato sin polución de la ciudad cerca. Pues claro que me pareció una genial idea, ¿Cómo no me lo iba a parecer? Y cogimos el coche, nuestra cochazo de no se cuantísimos caballos y corrimos hacia la montaña y ahí fue donde ocurrió, un conejo se nos cruzó en mitad de la carretera y de un volantazo atravesamos el quitamiedos como si fuera papel mojado y caímos… fueron unos segundos espantosos, la ingravidez nos levantó hasta donde dejó el cinturón y vimos como el suelo se proyectaba hacia nosotros rápidamente… su rostro estaba cubierto de un inmenso terror… fue la última vez que la vi.
Me desperté en el hospital vendado y escayolado de arriba abajo y sin poder ni hablar ni moverme. Un médico vino enseguida y al verme tan alterado me hizo dormir de nuevo… La siguiente vez que me levante recuerdo ver a mis amigos al lado de la cama y fue entonces cuando me explicaron lo que pasó y yo no quería creerles no quería, intenté zafarme de mi presa en la cama, tenía que verla, pero todo el cuerpo me dolía y al final lo único que conseguí fue que el médico me volviera a dormir… La siguiente vez que desperté fue la peor, estaba totalmente a solas en la sala, solo con mis pensamientos y empecé a darle vueltas una y otra vez a lo que había pasado el día que lo perdí todo… Al principio empecé maldiciendo al estúpido conejo que se había cruzado por la carretera con todas mis fuerzas, llegué a jurar que exterminaría por completo esa inmunda raza pero… pero me di cuenta que el verdadero culpable había sido yo… yo y mis ganas de correr, desde pequeño siempre me había encantado sentir la velocidad con cualquier vehículo a motor, ya fuera una motocicleta, un car, un coche, me daba igual y el desgraciado sorteo me había permitido hacerme con ese coche… y la había jodido, me había jodido la vida por esa estúpida manía de correr… si no fuera por mi ella seguiría aquí… conmigo…
Tardé todo un año en recuperarme, siempre había un amigo a mi lado forzándome a seguir, forzándome a avanzar y vivir. Los primeros meses fueron los más duros, las ganas de avanzar habían abandonado mi corazón y si no llega a ser por ellos hubiese abandonado toda esperanza muy pronto, pero no paraban de decirme que eso no es lo que ella hubiera querido, ella no hubiera querido que me rindiera, tenía que luchar por ella y lo hice, vaya si lo hice. Finalmente me recuperé y la única secuela que me quedó del grave accidente fue una cojera que me obligaba a llevar bastón, pero ya era mucho el haber llegado a volver a andar por mí mismo… y un día me dieron el alta.
Me acuerdo lo perdido que estaba cuando llegué a mi casa… nadie había tocado nada, todas sus cosas estaban por doquier y no me vi con el valor de tocar nada… así que era todo verdad… se había ido para no volver… la había echado de mi lado.
A la semana más o menos de intentar instalarme en mi casa me conecte a mi ordenador y me percaté de algo que nunca me había dado cuenta. Una carpeta con su nombre, ¿ella usaba el ordenador? Estaba llena de asociaciones de protección de los animales de protección de la naturaleza… parecía que estaba preparando algo justo antes de ese viaje… Un fichero con el nombre ‘clasificación’ me llamo la atención y lo abrí. Era un increíble trabajo en el que clasificaba las distintas protectoras entre las que consideraba serias a las que consideraba una estafa y unos ladrones. Me acuerdo de pasarme todo el día y la noche entrando y saliendo de las carpetas, era como si ella estuviera a mi lado, veía sus reacciones con las noticias que había almacenadas, cuando salía una noticia de animales salvados me la imaginaba sonreír y llorar de alegría y por el contrario cuando encontraba una noticia de que un director robaba el dinero o maltrataba me la imaginaba con su cara de enfado y sus gritos… como los echaba de menos. Finalmente encontré un fichero que era el presupuesto que necesitaba cada una de las protectoras que había considerado dignas de ser ayudadas y tomé una decisión.
Done absolutamente todo el dinero que me quedaba del premio a esas protectoras y me guarde el suficiente para realizar un viaje. En el archivo estaba toda la información necesaria e incluso los números de cuenta para realizar las donaciones, parecía que lo tenía todo planeado para proponérmelo antes de que todo ocurriera… Y así de fácil fue, llamé al banco y les dije que iba realizar numerosas transferencias y que me quitaran el límite durante 24h y así es como realice todas las donaciones en su nombre.
Y así emprendí este viaje, y aquí es donde me encuentro ahora mismo, en el pico del Everest, donde siempre habíamos querido ir pero nunca nos habíamos atrevido… aún con mi cojera lo conseguí, conseguí nuestro sueño Kiara, al fin siento que estamos juntos de nuevo… hice lo que querías, hice todo lo que te faltó por hacer y ahora todo se acaba aquí. Mande de vuelta a casa a los Serpas con todo el dinero que me quedaba, estoy sin dinero, pero contigo soy feliz, eres lo único que siempre necesite. Me está entrando sueño, duerme conmigo por favor, no me quiero sentir solo nunca más, déjame abrazarte de nuevo.
¿Nos veremos de nuevo?

Por favor.

19 de junio de 2017

Maltrato de genero

Otro día igual. ¿Por qué no para? No me ha dado tiempo a levantarme y ya me está chillando, una y otra vez ¿Por qué estará tan cabreada? ¿Qué habré hecho? Ni idea, ya me da igual, siempre la misma historia. Suena la alarma del móvil y al momento suena la alarma de al lado de la cama, ya es costumbre… monotonía. Sin ni siquiera pararme a escuchar el motivo de su enfado me levanto lentamente y empiezo a prepararme para el trabajo y entonces de repente el golpe… un bofetón ardiente me golpea de pleno la cara dejándome un punzante dolor y entonces la miro y sin ni siquiera dejarme preguntar porque, otro bofetón…
-Vete ya de una puta vez y gana ese mísero sueldo tuyo, he quedado dentro de un rato con mis amigas y no te quiero aquí cerca. Fuera
Salgo por la puerta y la cierro poco a poco. Empiezo a bajar las escaleras como cualquier otro día… ¿Por qué me odiara tanto? Hace tiempo nos queríamos con locura, pero poco a poco algo debí empezar a hacer y se fue alejando de mi lado. Aún recuerdo como empezó todo esto, incongruencias en su comportamiento, quedábamos para cenar y se pasaba toda la velada de morros, quedábamos para dar una vuelta y todo el rato mandándome callar porque estaba chateando con sus amigas y no la dejaba pensar… siempre era una molestia, nunca he sabido estar en mi sitio y aún sigue conmigo… quiero pensar que debajo de todo ese comportamiento me sigue queriendo, que nuestro amor sigue aferrándose como puede esperando su momento para volver a resurgir más fuerte que antes.
Me siento al volante y arranco el coche, otro día más a ganarme mi mísero pan.
A medio camino del trabajo me doy cuenta de que estoy goteando… me vuelve a sangrar la nariz… ya no tiene ninguna consideración por los golpes. Saco un pañuelo de la guantera y tras limpiarme como buenamente puedo me tapono la nariz.
¿Cuándo me dio el primer bofetón?
Creo que fue cuando la invité al zoo, siempre la había hecho mucha ilusión ir allí y por fin había conseguido dinero para invitarla. ¡Que feliz estaba viendo a los exóticos animales! Pero lo tuve que estropear como siempre hago… justo antes de que empezar el espectáculo de aves tuve que ir urgentemente al baño y al salir su cara había cambiado, roja y llena de… sin mediar palabra me dio un bofetón y empezó a gritarme que si no era lo suficientemente hombre para aguantarme y que por culpa mía se había perdido a los pájaros… no sé si me dolió más el bofetón de ese día o las risas de la gente del zoo riéndose de la situación…
Finalmente llego al trabajo y todo como siempre, clientes mal humorados, compañeros nerviosos y jefes exigentes, al mundo no le gusta cambiar… un par de horas antes de la salida el jefe me llama para darme una alegría. ¡Estoy despedido! Al final el mundo sí que quiere cambiar, nada es inmutable… Estoy cansado de todo esto… así que sin ni siquiera responderle me voy a por mis cosas y me dirijo a casa… ¿algo me ira bien en algún momento?
Llego a calle y aparco lejos de mi casa y me quedo mirando el hermoso cielo unos segundos. Es lo único bello de mi vida en estos momentos, lo único que siempre está ahí para darme la bienvenida. Ahora sin trabajo y con la mujer ya cabreada y sin saber que su única fuente de ingresos se acaba de ir al traste… ¿podrá llegar a odiarme más? Es que todo lo que hago lo hago mal…
Salgo del coche y empiezo a andar con tranquilidad por la calle contemplando nuestra casa. ¿Cuántos años le quedan de hipoteca? ¿Treinta? ¿Treinta y cinto?… La compramos hace ya cinco y fue un gran momento, era el plan de una vida nueva, de una familia, de la felicidad materializada, pero no duró mucho, al poco ella empezó a recriminarme el hecho de haber comprado una casa que no seriamos capaces de pagar con mi sueldo… que ella nunca había querido comprarla conmigo… otro tema más a las broncas diarias, nunca desaprovechaba el momento de echármelo en cara…
Finalmente llegué a casa y sin prisas abrí la puerta y cerré y fue entonces cuando lo oí… gemidos en el cuarto… me acerqué y pude ver como mi mujer se encontraba con otro hombre en nuestra cama… ahí sí que se la veía feliz… y ni siquiera se habían percatado de mi presencia… La tristeza desapareció, la angustia se fue y quedó… nada, la nada más absoluta. Me dirigí a la cocina y cogí el cuchillo del jamón y sin pensar en que estaba haciendo pase la mano por él. Un reguero de sangre surgió de mi palma y en pocos segundos manchó todo el suelo, pero no sentí dolor… lo único que sentía… que oía… eran los gemidos de esos dos y volví al cuarto y de un solo movimiento atravesé al hombre que yacía encima de mi mujer y al caer encima de mi mujer está también se vio atravesada por el cuchillo.
Su mirada… siempre llena de odio cuando me miraba, está vez estaba inundada de miedo y sorpresa, pero en seguida sus ojos dieron paso al vidrio traslucido y el silencio al fin gobernó mi casa…
¿Alivio? ¿Alegría? Nada… nada de nada. Dejando a la pareja junta por el cuchillo, ahora serían inseparables, me dirigí al salón y cogí el teléfono…
-¿Emergencias? Sí, he matado a mi mujer y a un hombre – Y dejé caer el teléfono al suelo y el golpe seco me hizo reaccionar… No podía seguir así, tenía que hacer algo.
Rápidamente me metí en la ducha y me limpie la sangre frotando vigorosamente y al terminar tiré a la cesta la ropa manchada. Una cosa menos.

Me dirigí a al cuarto he intentado no mirar a la cama cogí mi mejor traje y me vestí pulcramente, todo debía ser perfecto. Una vez listo fui a por una bolsa de plástico y cinta adhesiva y me tumbé en el sofá. Procedí a meter la cabeza en la bolsa y a dar vueltas y vueltas entorno a mi cuello con la cinta adhesiva… Todo debía ser perfecto para cuándo llegarán, no podía haber un saldo error, al menos esto lo haría bien en mi vida… 

15 de junio de 2017

Parte 2 - Un desastre desde el principio.

Ya casi estoy, al fin llegaré a casa. ¿Qué le esta ocurriendo a esta maldita ciudad? Todo lleno de disturbios y peleas… y este asfixiante dolor en la mano… por alguna razón la siento cada vez más fría y me duele… dios como duele.

Aparco rápidamente en la acera y salgo corriendo por el jardín dirección a la casa. Me tropiezo debido a los nervios y caigo al suelo. Miro con el rabillo del ojo y veo a un pequeño gnomo de jardín que me estaba mirando tumbado en el césped… mira que le dije a Beatriz que se deshiciera de esos recogepolvos… Me levanté tan rápido como pude y entré dando un portazo en el chalet. Ya estoy a salvo… Cerré con llave y empecé a ir de una habitación a otra comprobando todas las puertas y ventanas, todo parecía cerrado y seguro.

-¿¡Beatriz, cariño, donde estas!? ¿Has visto todo lo que está pasando en la ciudad? ¡Beatriz!

Me dirigí hacia las escaleras para subir al primer piso y fue entonces cuando me percaté de los gnomos dispersos por la casa. ¿Cuántos había? ¿Cinco? ¿Seis? ¿Cuándo le había dado por comprar tantas cosas inútiles? Sin pensarlo más empecé a subir y al dirigirme a la puerta del cuarto escuché un ruido raro… un ínfimo gemido que procedía justo al otro lado de la pared. Apoyé el oído y sin respirar escuché atentamente… sí, había algo en el cuarto… ¿Uno de los locos habría entrado en casa? Lo más silenciosamente posible me dirigí al armario y cogí lo primero que encontré, una escoba, muy bien, con esto seguro que hago algo. ¿Por qué nunca hice caso a mi instinto y no conseguí una licencia de armas?, una escopeta ahora mismo sería ideal, ya tarde para los remordimientos. Maldita mano, el dolor ya me llegaba hasta el hombro… no puedo dejar que me afecte ahora, Beatriz puede estar en peligro.

Así con cuidado el picaporte y empujé lo más lentamente que pude la puerta, no quería que ningún sonido avisará al invasor… a medida que iba abriendo hueco una luz verde fluorescente empezó a salir de la habitación y a dar a todo un color irreal y onírico. Tras unos segundos de trabajo ya estaba empapado de sudor y tenía que hacer esfuerzos por no rechinar los dientes debido al dolor que me embargaba, pero había conseguido entrar en la habitación sin hacer absolutamente nada de ruido. La figura se encontraba junto a la pared mirando para el otro lado y gimiendo… gimiendo sin parar. Empecé a andar de puntillas hasta ello cuando de repente un fuerte dolor me atravesó la pierna, la cual me falló y caí como un plomo al suelo y entonces fue cuando lo vi… ¡un animal!, eso era lo que producía esa extraña luz verde, un… ¿puercoespín? El muy cabrón me había ensartado con sus pinchos en la pierna, ¡Dios como dolía! Mientras me daba cuenta de todo esto, el gemido de la figura se silenció y fue sustituido por un sonido gutural y al darme la vuelta vi que aquello que pensaba que era un invasor era realmente mi mujer… Beatriz tenía toda la cara llena de las púas del puercoespín y su piel había empezado a resquebrajarse… la muy santurrona siempre había sido demasiado protectora de los animales y su devoción por ellos le había pasado factura… Beatriz…

De un grito se abalanzó sobre mí y con un movimiento rápido la conseguí esquivar y llegar cojeando al pasillo, mientras ella se recuperaba de la caída, y cerré la puerta justo a tiempo… Empezó una batalla por el picaporte, ella intentando bajarlo con todas sus fuerzas y yo mantenerlo arriba, mantenerme fuera de su alcance y alejada. Pero el maldito brazo me dolía… me fallaba y lo inevitable acabo por ocurrir y la puerta se abrió. Durante menos de un segundo los ojos de mi mujer se enfocaron en los míos y allí ya no estaba ella, solo un animal, solo un odio visceral y ansias de matar. Corrí como un desesperado pero al llegar a las escaleras me tropecé y caí por las escaleras. Intenté por todos los medios levantarme pero el brazo, ya no me respondía y la pierna estaba totalmente entumecida y un dolor constante empezaba a gobernar todo mi cuerpo y sin querer empecé a gritar, a gritar como nunca antes lo había hecho. Y entonces un grito proveniente de arriba de las escaleras me hizo girar la cabeza, justo para ver a Beatriz agachada mirando fijamente a un gnomo de jardín que estaba enfocado hacia mí, con una sonrisa de oreja a oreja. Mi mujer como siguiendo unas ordenes imaginarias se puso tiesa y saltó encima de mí, mientras yo gritaba y gritaba sin parar…

13 de junio de 2017

Parte 1 - Un desastre desde el principio.

5 minutos, en breve llegara la libertad. Toda la sala está inundada por el tecleteo de decenas de personas, todos con la misma mirada lúgubre y brillante debido al ordenador. 3 minutos, no puedo concentrarme en nada más que en el segundero del reloj de la pared, tic, tac, tic… 1 minuto. Cierro todas las pestañas haciendo como que sigo trabajando en este estúpido proyecto y finalmente las ocho. ¡Al fin! Parecía que nunca me iría de este lugar. Como si de un muelle se tratara me levanto y me dirijo a la salida y al fin veo el cielo, tan precioso y tan codiciado. Respiro un par de veces tranquila y profundamente mientras me dirijo sin dilación hacia mi coche, justo antes de entrar me fijo que hay varias zonas en el cielo cubiertas de un humo negro como el carbón. ¿Un incendio? ¿Varios? Me encojo de hombros y me meto en el coche y nada más arranco pongo mi música. Al fin estoy libre, al menos hasta mañana, me despojo de ese pensamiento, aún queda mucho para mañana y me enfilo dirección a casa por la carretera, pensando en todo lo que hare en cuanto llegue.

No puedo no fijarme en que poco a poco me voy acercando a uno de los puntos donde se origina el negro humo, de hecho ese punto no estaba cuando me había subido al coche… ¿Qué sería? Al poco la respuesta se me muestra tan clara como el agua, un accidente… y encima parece que hace poco que se ha producido. Me paro detrás del coche que tengo delante y veo que ya se está formando un atasco inmenso…

¿Cuánto tardaran en llegar los bomberos, policía y demás?

Aceptando lo inevitable y viendo que va para largo, salgo del coche para estirar las piernas y entonces es cuando me percato de los gritos, todo el aire está plagado de ellos, parece que la música no me había permitido oír nada hasta ahora. Intento ver que está ocurriendo y veo a una gran cantidad de gente apelotonada en la zona del accidente… mejor, así no tengo porque ir a ayudar a nadie… menos mal… y entonces oigo un grito, esta vez más cerca, parece que viene de más allá del arcén, cerca del linde del bosque. Suspiro para mis adentros, alguna de las victimas debe estar allí, tengo que ayudar…

Salgo del coche, cierro con el mando y me dirijo hacia los gritos, cuando llego veo a un hombre tendido en el suelo convulsionando. Rápidamente me pongo a su lado e intento tranquilizarlo y es entonces cuando me percato que no tiene sangre ni nada lo único que tiene son una especie de ramitas largas y finas clavadas en las piernas. ¿Habrá caído por algún arbusto? No reconozco para nada ese tipo de ramas, ¿Qué serán? ¡Mierda! De una de sus convulsiones me ha dado una patada pinchándome en la mano con una de esas ramas… al menos no me la ha dejado clavada. Me miro la herida y veo como una gota de sangre empieza a crecer lenta pero inexorablemente, con un intenso rojo escarlata teñido de algo extraño, hasta que no puede aguantar su propio peso y cae por mi brazo manchándome la camisa… entonces me doy cuenta de que el hombre no se mueve. Me acerco lentamente a su rostro y compruebo que efectivamente no respira… ¿Qué le habrá pasado? No tiene sangre, no hay ninguna herida a simple vista, debe haber sufrido algún golpe interno o algo similar… ¡Un muerto! ¡Estoy con un muerto! De repente me doy cuenta de ello y vomito, vomito todo, hasta el desayuno… un muerto por el amor hermoso. Me dirijo hacia la carretera sin volver la mirada al cuerpo, tengo que avisar a urgencias.


Llego a la carretera y los gritos en vez de disminuir han aumentado y hay gente corriendo para un lado y para otro. ¿Qué habrá pasado? Me dirijo directamente a mi coche y me siento en mi sitio intentando pensar que debo hacer… mundo de locos… ¿Por qué debía encontrar yo el cuerpo?... espera, igual ha llegado ya la ambulancia y les puedo decir que he escuchado gritos y que ellos vayan para a ver. Contento de haber encontrado una solución abro la puerta del coche de nuevo y cuando voy a empezar a buscar los servicios de emergencia me doy cuenta de algo… la gente que corre, no están huyendo del fuego del accidente, están huyendo de otras personas… Hay peleas por toda la carretera… ¡DIOS! ¡Se están matando!

Una persona se dirige hacia mi corriendo como un loco y gritando, tan rápido como puedo me meto en el coche y cierro con llave, justo a tiempo para ver cómo se lanza hacia mi parabrisas y lo agrieta de lado a lado… no para… ¡Lo está rompiendo! Sin pensarlo dos veces arranco el coche y acelero aplastando a ese desgraciado con el guardabarros y entonces lo veo… otra rama, pincho o lo que sea, pero en ese caso le atravesaba la mejilla… otro ataque por la derecha del coche… dos personas golpeando histéricamente el cristal… quieren entrar…

Doy marcha atrás y sin pararme a ver lo que hago, atravieso la calle hasta llegar al otro carril y en sentido contrario rebaso el enorme accidente donde hay personas tiradas en el suelo mientras otras las golpean sin piedad… ¿Ese está mordiendo?

Respira, respira, esto no está pasando, nada de esto es real, métete en el sentido correcto de la carretera y sigue tranquilo. Vamos para casa…

6 de junio de 2017

Una mañana más

Maldito ruido estridente, otra vez igual, de un golpe seco y el silencio vuelve a gobernar la fría habitación. ¿Por qué? ¿Es realmente necesario todo esto? Claro que es sí… Necesita el dinero, me necesita...

Me quedo un momento pensando en los antiguos tiempos, antes de que ese punzante ruido no fuera tal, sino una dulce melodía, momentos donde la calidez embriagaba el corazón pero… no, mejor no pensarlo, ya se acabó. Ahora solo frío y desazón en el corazón.

Finalmente consigo las fuerzas necesarias para levantarme y dirigirme al baño donde ahí esta él mirando, con esos ojos acusadores, ese odio, esa tristeza… ¿Cuántos años son ya desde que empezó el fin? ¿5 años? ¿6? Que más dará, otro día a mis espaldas, otro día por recorrer, pero hoy no tengo fuerzas, los recuerdos me abruman tanto…

Todo iba tan bien, pero las cosas empezaron a fallar… una mala contestación en nuestro restaurante, una mirada… sin amor, como me dolían todas y cada una… Puñaladas todas ellas, la estaba perdiendo, lo sabía y no sabía que hacer… inútil… Tanto amor transformado en desesperanza, en pesadez, se lo notaba aunque no me dijera nada, sus ojos ya no eran los suyos, se había vuelto una extraña, igual de forma pero distinta esencia. ¿Por qué ocurrió todo? ¿Llegué a decir algo en algún momento? ¿Se me olvidó algo? Nunca lo sabré…

Una mañana ocurrió lo que tenía que ocurrir, no me sorprendí, ni siquiera lloré, mis ojos ya habían derramado demasiadas lágrimas a medida que veía como se alejaba, como cambiaba ¿O fui yo el que cambié? Ni siquiera discutí, firme todo lo que ella quiso, una lluvia de interminables papeles, me sentía como si firmará la sentencia de mi ejecución y al día siguiente ya no estaba… solo dejó un hoyo en mi existencia, una frialdad que no he sido capaz de llenar… Eso me recuerda que tengo que trabajar, tengo que pagar por mis crímenes, tengo que darla su dinero…

Me limpio la cara con agua fría intentando despejarme, dejar de pensar en ello. Vuelvo al cuarto y me siento, miro por la ventana y veo como el sol perezosamente se va levantando y llenándolo todo de luz, que bonito amanecer. Todos los días vuelve para iluminar el camino, lleno de vigor y de fuerza, ojalá tuviera su energía y continuar y seguir y… estoy cansado…

Cojo el pantalón y me empiezo a vestir y justo en ese momento veo el cinturón… otra vez la idea pasa por mi cabeza… la rendición siempre está ahí, llamando a la puerta me llama con voz seductora y me pide que la deje a ella toda mis penas, que ella se encargará de todo para así que yo pueda descansar al fin… No… no puedo rendirme ella me necesita… ella se merece todo y más… pero… no puedo más, no puedo respirar… no puedo luchar…

Miro al sol, tan vigoroso, llamar a mi ventana. La abro con todas mis fuerzas y veo como se resquebrajan los cristales y un suave tintineo llena toda la habitación. Veo como algunos hermosos trozos caen por la ventana y bailan durante unos segundos en silencio antes de partirse en mil cristalitos y provocar un precioso juego de colores allí abajo. Que fácil lo tienen, acabar siendo algo tan hermoso con tan poco esfuerzo… miro al sol… y siento que al fin todo se esclarece, mi amigo al fin me ha dado la respuesta para conseguir la entereza, la poca que necesito.

Adiós, mi amor.

No esta bien...

Todo pasa por algún motivo, todo tiene un sentido, no estás solo, sigue intentando y por fin llegaras, no llores se fuerte… Todo cansa, to...