Todo pasa por algún motivo, todo tiene un sentido, no estás solo, sigue intentando y por fin llegaras, no llores se fuerte…
Todo cansa, todo el mundo dice las mismas bienintencionadas palabras, todos… nadie se libra… ¿y todo ello para qué?
No queremos enfrentarnos a la realidad esa es la única realidad. Si perdemos a alguien no falta la persona que nos venga a decir que no pasa, que todo está bien… pero nosotros sabemos que no es verdad, no está bien, nada está bien… todo es dolor, soledad y arrepentimiento.
Estoy cansado de los hipócritas y de los ciegos… sigue intentando dicen, sigue y al final lo conseguirás… ¿Qué conseguiré? ¿Abrirme la cabeza? ¿Desangrarme? ¿Volverme finalmente un loco descerebrado y decir que todo esta bien?
¡NO! ¡NO no y no!
Todo esto no esta bien quiero llorar, quiero correr y gritar con todas mis fuerzas. Se que las cosas no deberían ser así pero lo son, no importa lo que los demás digan, no importa los que demás crean que es normal o esta bien.
No lo voy a conseguir, estoy cansado de seguir intentándolo de seguir esforzándome sin siquiera un atisbo de acercarme a ello. Sí, allí esta, parece que voy a alargar la mano y podré sentir al fin su tacto, su presión bajo la yema de mis dedos… pero todo es mentira, en verdad no esta ahí… lo único que toco es el aire cuando alargo la mano tensando los dedos… con los tendones a punto de explotar… solo aire frio y dañino… no estaba ahí, nunca estuvo tan cerca sigue en el horizonte riéndose de mis vanos intentos para llegar hasta él.
Y ellos diciéndome que todo esta bien… mirándome con esos ojos que no conocen el dolor, que no conocen la perdida… “todo saldrá bien, ya lo veras”
¡MENTIRA! ¡NUNCA LO VOY A CONSEGUIR!
¡NUNCA!
No quiero oírlo más… por favor… solo quiero seguir andando, solo quiero seguir y seguir… no me quiero rendir y sumirme en la oscuridad… quiero… quiero… quiero ser alguien… alguien lo suficiente fuerte como para lograr algo, lo que sea.
Solo pido que por favor no me mientas, las cosas no están bien. No lo están.
Pequeñas Historias
Lugar donde me dedico a publicar mis relatillos, pensamientos y demas
7 de noviembre de 2017
4 de agosto de 2017
Camino eterno
¿Alguien? ¿¡Hola!? ¡Por favor, que alguien me conteste! ¿Donde estoy? Todo esta negro, negro de verdad... ¿cómo es posible? Nunca había visto un negro como este... Ni siquiera cuando por la noche cierro los ojos... siempre hay algo de brillo, por poco que sea... pero ahora todo está negro... ¡AYUDAAAAA! ¡Que alguien encienda una luz... por favor... por favor!
Empiezo a andar lentamente con las manos extendidas hacia adelante, en algún momento debería encontrar algo, una pared, un obstáculo... algo. Mis pisadas suenan con fuerza pero no hay eco, no hay nada... ¿Cómo habré llegado a este lugar? ¿Que estaba haciendo antes de despertar...? No recuerdo... ¿Porque no recuerdo? ¿Que esta pasando aquí? Mi nombre es... Mi nombre es... ¿Quien soy? Mi memoria se ha ido...
Corro, empiezo a correr como si no hubiese un mañana buscando algo, cualquier cosa, un atisbo aunque sea... un ruido, una piedra, una luz... finalmente me canso y me tumbo en el suelo... el cual es totalmente liso y frío, ni siquiera hay una pizca de calidez...
Toda esta oscuridad y este silencio me están matando... ¿Siempre ha sido así? Ya ni siquiera recuerdo si alguna vez estuve con alguien, si alguna vez estuve fuera de... esto...
Me vuelvo a levantar y me dirijo a algún sitio... espero.
El dolor se ha empezado a apoderar de mi mente, un sentimiento bienvenido ya que impide que siga pensando en lo demás... Tengo que seguir... no puede ser que todo sea esto, me niego, en algún momento lo encontraré, en cualquier instante alguien aparecerá y me traerá algo... lo que sea...
Por favor... necesito ayuda... necesito... necesito... no lo sé... Quiero... simplemente dejar esta oscuridad, esta soledad me esta matando... y mis pies ya no quieren seguir haciéndome caer de rodillas sobre el suelo liso y frío.
¿Hice algo mal? ¿Peque de algún modo imperdonable y este es mi castigo? Pido perdón, suplico ayuda, aunque sea que alguien me castigue, que alguien aparezca... por favor.
Con un último aliento caigo y la inconsciencia se hace triunfador y señor de mi... Gracias...
¿Alguien? ¿¡Hola!? ¡Por favor, que alguien me conteste! ¿Donde estoy?...
Empiezo a andar lentamente con las manos extendidas hacia adelante, en algún momento debería encontrar algo, una pared, un obstáculo... algo. Mis pisadas suenan con fuerza pero no hay eco, no hay nada... ¿Cómo habré llegado a este lugar? ¿Que estaba haciendo antes de despertar...? No recuerdo... ¿Porque no recuerdo? ¿Que esta pasando aquí? Mi nombre es... Mi nombre es... ¿Quien soy? Mi memoria se ha ido...
Corro, empiezo a correr como si no hubiese un mañana buscando algo, cualquier cosa, un atisbo aunque sea... un ruido, una piedra, una luz... finalmente me canso y me tumbo en el suelo... el cual es totalmente liso y frío, ni siquiera hay una pizca de calidez...
Toda esta oscuridad y este silencio me están matando... ¿Siempre ha sido así? Ya ni siquiera recuerdo si alguna vez estuve con alguien, si alguna vez estuve fuera de... esto...
Me vuelvo a levantar y me dirijo a algún sitio... espero.
El dolor se ha empezado a apoderar de mi mente, un sentimiento bienvenido ya que impide que siga pensando en lo demás... Tengo que seguir... no puede ser que todo sea esto, me niego, en algún momento lo encontraré, en cualquier instante alguien aparecerá y me traerá algo... lo que sea...
Por favor... necesito ayuda... necesito... necesito... no lo sé... Quiero... simplemente dejar esta oscuridad, esta soledad me esta matando... y mis pies ya no quieren seguir haciéndome caer de rodillas sobre el suelo liso y frío.
¿Hice algo mal? ¿Peque de algún modo imperdonable y este es mi castigo? Pido perdón, suplico ayuda, aunque sea que alguien me castigue, que alguien aparezca... por favor.
Con un último aliento caigo y la inconsciencia se hace triunfador y señor de mi... Gracias...
¿Alguien? ¿¡Hola!? ¡Por favor, que alguien me conteste! ¿Donde estoy?...
11 de julio de 2017
Nunca fue la vida tan divertida (1?)
Se creen muy listos poniendo fecha de caducidad a mi pobre existencia. Esos miserables con sus trajes y sus lustrosos zapatos, jajaja, reconozco que me sobrepasaron una vez y juro que no lo volverán a hacer mientras viva. Me confié, ese fue mi verdadero pecado, mi razón por la que de verdad estoy aquí, no que esos estúpidos me encontraran.
¿Cuando fue que al fin me liberé de estos vacíos estereotipos que gobiernan el mundo...? Claro, la noche del nueve de Julio de hace ya tres años, oh dios, como recuerdo ese momento de lucidez. Aún recuerdo como iba por la calle embotado en mis pensamientos paupérrimos y fue entonces como ocurrió... un semáforo en verde y un subnormal cruzando sin mirar, el sonar del claxon, una mirada de desdén, un insulto y todo se volvió rojo. Pise el acelerador y pasé por encima de esa carcasa.
Que verdaderamente fútil es la vida, un momento, un clic y un alma más en el Hades. ¿De que valían todos esos problemas de la empresa? ¿De que valía todo el dinero que conseguía? Todo era solo una ilusión, el engaño más grande de todos en el que estamos encerrados y no vemos la salida... porque no queremos verla... tan solo hace falta eso... un clic.
Me pasé toda la noche limpiando el coche, por suerte no había sufrido desperfecto alguno, simplemente estaban manchadas las ruedas de atrás y alguna que otra parte que ademas al ser rojo apenas se podía apreciar. La sensación del agua fría, del olor del detergente me embriagó de sobremanera y fue la primera vez que me di cuenta que estaba vivo y para sentirme completo no pude evitar poner música, todos los sentidos en funcionamiento toda la maquinaria correctamente engrasada.
Como podían haber pasado tantos años hasta darme cuenta de que el sueño, es solo eso y como tal hay que vivirlo, disfrutarlo... exprimir hasta la ultima gota de su esencia. ¡Quería más!
Al día siguiente en el desayuno, me acuerdo que ví la noticia del atropello, pero nadie se acordaba de mi matricula, imbéciles, ni siquiera saben identificar mi coche, solamente su color. Pero un dato curioso es que no sentí absolutamente nada por aquella noticia, un accidente más, una persona menos ¿acaso importaba?
Jajaja, de hecho mi situación actual no tiene nada que ver con ese día. No... fue perfecto, los trajeados me cogieron por otra cosa... Volviendo a lo que estaba, ya hace unas horas que han apagado las luces, solo esta el guardia de la caseta que encima estará jugando al móvil. ¿Que mediocre entidad confía la custodia de sus 'descarriados' a gente así? Da igual, mejor para mi, me dirijo a la pared y con una cuchara hago palanca y sujeto mientras cae uno de ladrillos de la pared y ahí están, las llaves. Sin prisa, abro mi celda y con tranquilidad voy abriendo cada una de las puertas que me encuentro por mi camino, tanto las de las celdas de mis compañeros de fatiga dormidos, como las de los pasillos y por ultimo me acerco a la caseta donde esta el vigilante el cual estaba a lo suyo como imaginaba... y con todo el cariño del mundo quito el cerrojo de su puerta... esto va a ser divertido. Vuelvo a mi celda y por el camino dejo las llaves en mitad del pasillo, bien a la vista. Una vez dentro, cojo de nuevo la cuchara y quito los suficientes ladrillos hasta que soy capaz de entrar en el túnel. Un año entero para crearlo y orquestar la noche más divertida de todas. Compruebo que efectivamente esta el despertador, lo deposito en el pasillo y coloco el temporizador, diez minutos. Vuelvo rápidamente a mi escondite y lo cierro lo mejor que puedo y espero a que la diversión empiece.
Bueno, ¿como seguía? Ah, sí. Después de descubrir mis ojos ante la realidad, tenía muchísimas ganas de experimentar y saborear y fue entonces cuando compré mi primer arma. Un rifle de caza sencillito pero me sobraba para lo que yo quería.
¿Cuando fue que al fin me liberé de estos vacíos estereotipos que gobiernan el mundo...? Claro, la noche del nueve de Julio de hace ya tres años, oh dios, como recuerdo ese momento de lucidez. Aún recuerdo como iba por la calle embotado en mis pensamientos paupérrimos y fue entonces como ocurrió... un semáforo en verde y un subnormal cruzando sin mirar, el sonar del claxon, una mirada de desdén, un insulto y todo se volvió rojo. Pise el acelerador y pasé por encima de esa carcasa.
Que verdaderamente fútil es la vida, un momento, un clic y un alma más en el Hades. ¿De que valían todos esos problemas de la empresa? ¿De que valía todo el dinero que conseguía? Todo era solo una ilusión, el engaño más grande de todos en el que estamos encerrados y no vemos la salida... porque no queremos verla... tan solo hace falta eso... un clic.
Me pasé toda la noche limpiando el coche, por suerte no había sufrido desperfecto alguno, simplemente estaban manchadas las ruedas de atrás y alguna que otra parte que ademas al ser rojo apenas se podía apreciar. La sensación del agua fría, del olor del detergente me embriagó de sobremanera y fue la primera vez que me di cuenta que estaba vivo y para sentirme completo no pude evitar poner música, todos los sentidos en funcionamiento toda la maquinaria correctamente engrasada.
Como podían haber pasado tantos años hasta darme cuenta de que el sueño, es solo eso y como tal hay que vivirlo, disfrutarlo... exprimir hasta la ultima gota de su esencia. ¡Quería más!
Al día siguiente en el desayuno, me acuerdo que ví la noticia del atropello, pero nadie se acordaba de mi matricula, imbéciles, ni siquiera saben identificar mi coche, solamente su color. Pero un dato curioso es que no sentí absolutamente nada por aquella noticia, un accidente más, una persona menos ¿acaso importaba?
Jajaja, de hecho mi situación actual no tiene nada que ver con ese día. No... fue perfecto, los trajeados me cogieron por otra cosa... Volviendo a lo que estaba, ya hace unas horas que han apagado las luces, solo esta el guardia de la caseta que encima estará jugando al móvil. ¿Que mediocre entidad confía la custodia de sus 'descarriados' a gente así? Da igual, mejor para mi, me dirijo a la pared y con una cuchara hago palanca y sujeto mientras cae uno de ladrillos de la pared y ahí están, las llaves. Sin prisa, abro mi celda y con tranquilidad voy abriendo cada una de las puertas que me encuentro por mi camino, tanto las de las celdas de mis compañeros de fatiga dormidos, como las de los pasillos y por ultimo me acerco a la caseta donde esta el vigilante el cual estaba a lo suyo como imaginaba... y con todo el cariño del mundo quito el cerrojo de su puerta... esto va a ser divertido. Vuelvo a mi celda y por el camino dejo las llaves en mitad del pasillo, bien a la vista. Una vez dentro, cojo de nuevo la cuchara y quito los suficientes ladrillos hasta que soy capaz de entrar en el túnel. Un año entero para crearlo y orquestar la noche más divertida de todas. Compruebo que efectivamente esta el despertador, lo deposito en el pasillo y coloco el temporizador, diez minutos. Vuelvo rápidamente a mi escondite y lo cierro lo mejor que puedo y espero a que la diversión empiece.
Bueno, ¿como seguía? Ah, sí. Después de descubrir mis ojos ante la realidad, tenía muchísimas ganas de experimentar y saborear y fue entonces cuando compré mi primer arma. Un rifle de caza sencillito pero me sobraba para lo que yo quería.
28 de junio de 2017
Un sorteo, un coche y un conejo.
¡Qué alegría me llevé! Aún lo recuerdo como si fuera ayer el
gran día, el momento de encender la televisión y sentarme en el sofá como
cualquier otra tarde y de repente ver mi número en las noticias… ¡me había
tocado! Que buena fue la sensación de saberme al fin fuera de la monotonía de
ese estúpido trabajo, al fin libre… o eso pensaba. Que felicidad junto a mi
mujer cuando fuimos a por el premio, salimos en todas las cadenas, era el mayor
premio que se había sorteado hasta ese momento y era todo mío, mío y de nadie
más.
Os preguntareis que hice con tanto dinero en mis bolsillos,
pues no es difícil imaginar, lo típico diría yo, un coche primero, una casa
después y todo lo que me apetecía luego. Mi mujer y yo no nos privábamos de
nada y así fue durante algunos años… hasta el fatídico día en que toda esa
riqueza dejo de tener sentido… ¿Cómo podía disfrutar de algo sin ella?
El fin empezó como cualquier otro día en el paraíso, nos
despertamos y fuimos a desayunar tranquilamente y entonces surgió la idea que
acabaría con todo… ¿vamos a la montaña? Me preguntó ella, siempre entusiasmada
por respirar aire fresco y andar un rato sin polución de la ciudad cerca. Pues
claro que me pareció una genial idea, ¿Cómo no me lo iba a parecer? Y cogimos
el coche, nuestra cochazo de no se cuantísimos caballos y corrimos hacia la
montaña y ahí fue donde ocurrió, un conejo se nos cruzó en mitad de la
carretera y de un volantazo atravesamos el quitamiedos como si fuera papel
mojado y caímos… fueron unos segundos espantosos, la ingravidez nos levantó
hasta donde dejó el cinturón y vimos como el suelo se proyectaba hacia nosotros
rápidamente… su rostro estaba cubierto de un inmenso terror… fue la última vez
que la vi.
Me desperté en el hospital vendado y escayolado de arriba
abajo y sin poder ni hablar ni moverme. Un médico vino enseguida y al verme tan
alterado me hizo dormir de nuevo… La siguiente vez que me levante recuerdo ver
a mis amigos al lado de la cama y fue entonces cuando me explicaron lo que pasó
y yo no quería creerles no quería, intenté zafarme de mi presa en la cama, tenía
que verla, pero todo el cuerpo me dolía y al final lo único que conseguí fue
que el médico me volviera a dormir… La siguiente vez que desperté fue la peor,
estaba totalmente a solas en la sala, solo con mis pensamientos y empecé a
darle vueltas una y otra vez a lo que había pasado el día que lo perdí todo… Al
principio empecé maldiciendo al estúpido conejo que se había cruzado por la
carretera con todas mis fuerzas, llegué a jurar que exterminaría por completo
esa inmunda raza pero… pero me di cuenta que el verdadero culpable había sido
yo… yo y mis ganas de correr, desde pequeño siempre me había encantado sentir
la velocidad con cualquier vehículo a motor, ya fuera una motocicleta, un car,
un coche, me daba igual y el desgraciado sorteo me había permitido hacerme con
ese coche… y la había jodido, me había jodido la vida por esa estúpida manía de
correr… si no fuera por mi ella seguiría aquí… conmigo…
Tardé todo un año en recuperarme, siempre había un amigo a
mi lado forzándome a seguir, forzándome a avanzar y vivir. Los primeros meses
fueron los más duros, las ganas de avanzar habían abandonado mi corazón y si no
llega a ser por ellos hubiese abandonado toda esperanza muy pronto, pero no
paraban de decirme que eso no es lo que ella hubiera querido, ella no hubiera
querido que me rindiera, tenía que luchar por ella y lo hice, vaya si lo hice.
Finalmente me recuperé y la única secuela que me quedó del grave accidente fue
una cojera que me obligaba a llevar bastón, pero ya era mucho el haber llegado
a volver a andar por mí mismo… y un día me dieron el alta.
Me acuerdo lo perdido que estaba cuando llegué a mi casa…
nadie había tocado nada, todas sus cosas estaban por doquier y no me vi con el
valor de tocar nada… así que era todo verdad… se había ido para no volver… la
había echado de mi lado.
A la semana más o menos de intentar instalarme en mi casa me
conecte a mi ordenador y me percaté de algo que nunca me había dado cuenta. Una
carpeta con su nombre, ¿ella usaba el ordenador? Estaba llena de asociaciones
de protección de los animales de protección de la naturaleza… parecía que
estaba preparando algo justo antes de ese viaje… Un fichero con el nombre
‘clasificación’ me llamo la atención y lo abrí. Era un increíble trabajo en el
que clasificaba las distintas protectoras entre las que consideraba serias a
las que consideraba una estafa y unos ladrones. Me acuerdo de pasarme todo el
día y la noche entrando y saliendo de las carpetas, era como si ella estuviera
a mi lado, veía sus reacciones con las noticias que había almacenadas, cuando
salía una noticia de animales salvados me la imaginaba sonreír y llorar de
alegría y por el contrario cuando encontraba una noticia de que un director
robaba el dinero o maltrataba me la imaginaba con su cara de enfado y sus
gritos… como los echaba de menos. Finalmente encontré un fichero que era el
presupuesto que necesitaba cada una de las protectoras que había considerado
dignas de ser ayudadas y tomé una decisión.
Done absolutamente todo el dinero que me quedaba del premio
a esas protectoras y me guarde el suficiente para realizar un viaje. En el
archivo estaba toda la información necesaria e incluso los números de cuenta
para realizar las donaciones, parecía que lo tenía todo planeado para
proponérmelo antes de que todo ocurriera… Y así de fácil fue, llamé al banco y
les dije que iba realizar numerosas transferencias y que me quitaran el límite
durante 24h y así es como realice todas las donaciones en su nombre.
Y así emprendí este viaje, y aquí es donde me encuentro
ahora mismo, en el pico del Everest, donde siempre habíamos querido ir pero
nunca nos habíamos atrevido… aún con mi cojera lo conseguí, conseguí nuestro
sueño Kiara, al fin siento que estamos juntos de nuevo… hice lo que querías,
hice todo lo que te faltó por hacer y ahora todo se acaba aquí. Mande de vuelta
a casa a los Serpas con todo el dinero que me quedaba, estoy sin dinero, pero
contigo soy feliz, eres lo único que siempre necesite. Me está entrando sueño,
duerme conmigo por favor, no me quiero sentir solo nunca más, déjame abrazarte
de nuevo.
¿Nos veremos de nuevo?
Por favor.
19 de junio de 2017
Maltrato de genero
Otro día igual. ¿Por qué no para? No me ha dado tiempo a
levantarme y ya me está chillando, una y otra vez ¿Por qué estará tan cabreada?
¿Qué habré hecho? Ni idea, ya me da igual, siempre la misma historia. Suena la
alarma del móvil y al momento suena la alarma de al lado de la cama, ya es
costumbre… monotonía. Sin ni siquiera pararme a escuchar el motivo de su enfado
me levanto lentamente y empiezo a prepararme para el trabajo y entonces de
repente el golpe… un bofetón ardiente me golpea de pleno la cara dejándome un punzante
dolor y entonces la miro y sin ni siquiera dejarme preguntar porque, otro
bofetón…
-Vete ya de una puta vez y gana ese mísero sueldo tuyo, he quedado dentro de un rato con mis amigas y no te quiero aquí cerca. Fuera
-Vete ya de una puta vez y gana ese mísero sueldo tuyo, he quedado dentro de un rato con mis amigas y no te quiero aquí cerca. Fuera
Salgo por la puerta y la cierro poco a poco. Empiezo a bajar
las escaleras como cualquier otro día… ¿Por qué me odiara tanto? Hace tiempo
nos queríamos con locura, pero poco a poco algo debí empezar a hacer y se fue
alejando de mi lado. Aún recuerdo como empezó todo esto, incongruencias en su
comportamiento, quedábamos para cenar y se pasaba toda la velada de morros, quedábamos
para dar una vuelta y todo el rato mandándome callar porque estaba chateando
con sus amigas y no la dejaba pensar… siempre era una molestia, nunca he sabido
estar en mi sitio y aún sigue conmigo… quiero pensar que debajo de todo ese
comportamiento me sigue queriendo, que nuestro amor sigue aferrándose como
puede esperando su momento para volver a resurgir más fuerte que antes.
Me siento al volante y arranco el coche, otro día más a
ganarme mi mísero pan.
A medio camino del trabajo me doy cuenta de que estoy
goteando… me vuelve a sangrar la nariz… ya no tiene ninguna consideración por
los golpes. Saco un pañuelo de la guantera y tras limpiarme como buenamente puedo
me tapono la nariz.
¿Cuándo me dio el primer bofetón?
Creo que fue cuando la invité al zoo, siempre la había hecho
mucha ilusión ir allí y por fin había conseguido dinero para invitarla. ¡Que
feliz estaba viendo a los exóticos animales! Pero lo tuve que estropear como
siempre hago… justo antes de que empezar el espectáculo de aves tuve que ir
urgentemente al baño y al salir su cara había cambiado, roja y llena de… sin
mediar palabra me dio un bofetón y empezó a gritarme que si no era lo
suficientemente hombre para aguantarme y que por culpa mía se había perdido a
los pájaros… no sé si me dolió más el bofetón de ese día o las risas de la
gente del zoo riéndose de la situación…
Finalmente llego al trabajo y todo como siempre, clientes mal
humorados, compañeros nerviosos y jefes exigentes, al mundo no le gusta cambiar…
un par de horas antes de la salida el jefe me llama para darme una alegría.
¡Estoy despedido! Al final el mundo sí que quiere cambiar, nada es inmutable… Estoy
cansado de todo esto… así que sin ni siquiera responderle me voy a por mis
cosas y me dirijo a casa… ¿algo me ira bien en algún momento?
Llego a calle y aparco lejos de mi casa y me quedo mirando
el hermoso cielo unos segundos. Es lo único bello de mi vida en estos momentos,
lo único que siempre está ahí para darme la bienvenida. Ahora sin trabajo y con
la mujer ya cabreada y sin saber que su única fuente de ingresos se acaba de ir
al traste… ¿podrá llegar a odiarme más? Es que todo lo que hago lo hago mal…
Salgo del coche y empiezo a andar con tranquilidad por la
calle contemplando nuestra casa. ¿Cuántos años le quedan de hipoteca? ¿Treinta?
¿Treinta y cinto?… La compramos hace ya cinco y fue un gran momento, era el
plan de una vida nueva, de una familia, de la felicidad materializada, pero no
duró mucho, al poco ella empezó a recriminarme el hecho de haber comprado una
casa que no seriamos capaces de pagar con mi sueldo… que ella nunca había
querido comprarla conmigo… otro tema más a las broncas diarias, nunca
desaprovechaba el momento de echármelo en cara…
Finalmente llegué a casa y sin prisas abrí la puerta y cerré
y fue entonces cuando lo oí… gemidos en el cuarto… me acerqué y pude ver como
mi mujer se encontraba con otro hombre en nuestra cama… ahí sí que se la veía
feliz… y ni siquiera se habían percatado de mi presencia… La tristeza desapareció,
la angustia se fue y quedó… nada, la nada más absoluta. Me dirigí a la cocina y
cogí el cuchillo del jamón y sin pensar en que estaba haciendo pase la mano por
él. Un reguero de sangre surgió de mi palma y en pocos segundos manchó todo el
suelo, pero no sentí dolor… lo único que sentía… que oía… eran los gemidos de esos
dos y volví al cuarto y de un solo movimiento atravesé al hombre que yacía
encima de mi mujer y al caer encima de mi mujer está también se vio atravesada
por el cuchillo.
Su mirada… siempre llena de odio cuando me miraba, está vez estaba
inundada de miedo y sorpresa, pero en seguida sus ojos dieron paso al vidrio
traslucido y el silencio al fin gobernó mi casa…
¿Alivio? ¿Alegría? Nada… nada de nada. Dejando a la pareja
junta por el cuchillo, ahora serían inseparables, me dirigí al salón y cogí el teléfono…
-¿Emergencias? Sí, he matado a mi mujer y a un hombre – Y dejé
caer el teléfono al suelo y el golpe seco me hizo reaccionar… No podía seguir
así, tenía que hacer algo.
Rápidamente me metí en la ducha y me limpie la sangre frotando
vigorosamente y al terminar tiré a la cesta la ropa manchada. Una cosa menos.
Me dirigí a al cuarto he intentado no mirar a la cama cogí
mi mejor traje y me vestí pulcramente, todo debía ser perfecto. Una vez listo fui
a por una bolsa de plástico y cinta adhesiva y me tumbé en el sofá. Procedí a
meter la cabeza en la bolsa y a dar vueltas y vueltas entorno a mi cuello con
la cinta adhesiva… Todo debía ser perfecto para cuándo llegarán, no podía haber
un saldo error, al menos esto lo haría bien en mi vida…
15 de junio de 2017
Parte 2 - Un desastre desde el principio.
Ya casi estoy, al fin llegaré a casa. ¿Qué le esta ocurriendo a esta maldita ciudad? Todo lleno de disturbios y peleas… y este asfixiante dolor en la mano… por alguna razón la siento cada vez más fría y me duele… dios como duele.
Aparco rápidamente en la acera y salgo corriendo por el jardín dirección a la casa. Me tropiezo debido a los nervios y caigo al suelo. Miro con el rabillo del ojo y veo a un pequeño gnomo de jardín que me estaba mirando tumbado en el césped… mira que le dije a Beatriz que se deshiciera de esos recogepolvos… Me levanté tan rápido como pude y entré dando un portazo en el chalet. Ya estoy a salvo… Cerré con llave y empecé a ir de una habitación a otra comprobando todas las puertas y ventanas, todo parecía cerrado y seguro.
-¿¡Beatriz, cariño, donde estas!? ¿Has visto todo lo que está pasando en la ciudad? ¡Beatriz!
Me dirigí hacia las escaleras para subir al primer piso y fue entonces cuando me percaté de los gnomos dispersos por la casa. ¿Cuántos había? ¿Cinco? ¿Seis? ¿Cuándo le había dado por comprar tantas cosas inútiles? Sin pensarlo más empecé a subir y al dirigirme a la puerta del cuarto escuché un ruido raro… un ínfimo gemido que procedía justo al otro lado de la pared. Apoyé el oído y sin respirar escuché atentamente… sí, había algo en el cuarto… ¿Uno de los locos habría entrado en casa? Lo más silenciosamente posible me dirigí al armario y cogí lo primero que encontré, una escoba, muy bien, con esto seguro que hago algo. ¿Por qué nunca hice caso a mi instinto y no conseguí una licencia de armas?, una escopeta ahora mismo sería ideal, ya tarde para los remordimientos. Maldita mano, el dolor ya me llegaba hasta el hombro… no puedo dejar que me afecte ahora, Beatriz puede estar en peligro.
Así con cuidado el picaporte y empujé lo más lentamente que pude la puerta, no quería que ningún sonido avisará al invasor… a medida que iba abriendo hueco una luz verde fluorescente empezó a salir de la habitación y a dar a todo un color irreal y onírico. Tras unos segundos de trabajo ya estaba empapado de sudor y tenía que hacer esfuerzos por no rechinar los dientes debido al dolor que me embargaba, pero había conseguido entrar en la habitación sin hacer absolutamente nada de ruido. La figura se encontraba junto a la pared mirando para el otro lado y gimiendo… gimiendo sin parar. Empecé a andar de puntillas hasta ello cuando de repente un fuerte dolor me atravesó la pierna, la cual me falló y caí como un plomo al suelo y entonces fue cuando lo vi… ¡un animal!, eso era lo que producía esa extraña luz verde, un… ¿puercoespín? El muy cabrón me había ensartado con sus pinchos en la pierna, ¡Dios como dolía! Mientras me daba cuenta de todo esto, el gemido de la figura se silenció y fue sustituido por un sonido gutural y al darme la vuelta vi que aquello que pensaba que era un invasor era realmente mi mujer… Beatriz tenía toda la cara llena de las púas del puercoespín y su piel había empezado a resquebrajarse… la muy santurrona siempre había sido demasiado protectora de los animales y su devoción por ellos le había pasado factura… Beatriz…
De un grito se abalanzó sobre mí y con un movimiento rápido la conseguí esquivar y llegar cojeando al pasillo, mientras ella se recuperaba de la caída, y cerré la puerta justo a tiempo… Empezó una batalla por el picaporte, ella intentando bajarlo con todas sus fuerzas y yo mantenerlo arriba, mantenerme fuera de su alcance y alejada. Pero el maldito brazo me dolía… me fallaba y lo inevitable acabo por ocurrir y la puerta se abrió. Durante menos de un segundo los ojos de mi mujer se enfocaron en los míos y allí ya no estaba ella, solo un animal, solo un odio visceral y ansias de matar. Corrí como un desesperado pero al llegar a las escaleras me tropecé y caí por las escaleras. Intenté por todos los medios levantarme pero el brazo, ya no me respondía y la pierna estaba totalmente entumecida y un dolor constante empezaba a gobernar todo mi cuerpo y sin querer empecé a gritar, a gritar como nunca antes lo había hecho. Y entonces un grito proveniente de arriba de las escaleras me hizo girar la cabeza, justo para ver a Beatriz agachada mirando fijamente a un gnomo de jardín que estaba enfocado hacia mí, con una sonrisa de oreja a oreja. Mi mujer como siguiendo unas ordenes imaginarias se puso tiesa y saltó encima de mí, mientras yo gritaba y gritaba sin parar…
Aparco rápidamente en la acera y salgo corriendo por el jardín dirección a la casa. Me tropiezo debido a los nervios y caigo al suelo. Miro con el rabillo del ojo y veo a un pequeño gnomo de jardín que me estaba mirando tumbado en el césped… mira que le dije a Beatriz que se deshiciera de esos recogepolvos… Me levanté tan rápido como pude y entré dando un portazo en el chalet. Ya estoy a salvo… Cerré con llave y empecé a ir de una habitación a otra comprobando todas las puertas y ventanas, todo parecía cerrado y seguro.
-¿¡Beatriz, cariño, donde estas!? ¿Has visto todo lo que está pasando en la ciudad? ¡Beatriz!
Me dirigí hacia las escaleras para subir al primer piso y fue entonces cuando me percaté de los gnomos dispersos por la casa. ¿Cuántos había? ¿Cinco? ¿Seis? ¿Cuándo le había dado por comprar tantas cosas inútiles? Sin pensarlo más empecé a subir y al dirigirme a la puerta del cuarto escuché un ruido raro… un ínfimo gemido que procedía justo al otro lado de la pared. Apoyé el oído y sin respirar escuché atentamente… sí, había algo en el cuarto… ¿Uno de los locos habría entrado en casa? Lo más silenciosamente posible me dirigí al armario y cogí lo primero que encontré, una escoba, muy bien, con esto seguro que hago algo. ¿Por qué nunca hice caso a mi instinto y no conseguí una licencia de armas?, una escopeta ahora mismo sería ideal, ya tarde para los remordimientos. Maldita mano, el dolor ya me llegaba hasta el hombro… no puedo dejar que me afecte ahora, Beatriz puede estar en peligro.
Así con cuidado el picaporte y empujé lo más lentamente que pude la puerta, no quería que ningún sonido avisará al invasor… a medida que iba abriendo hueco una luz verde fluorescente empezó a salir de la habitación y a dar a todo un color irreal y onírico. Tras unos segundos de trabajo ya estaba empapado de sudor y tenía que hacer esfuerzos por no rechinar los dientes debido al dolor que me embargaba, pero había conseguido entrar en la habitación sin hacer absolutamente nada de ruido. La figura se encontraba junto a la pared mirando para el otro lado y gimiendo… gimiendo sin parar. Empecé a andar de puntillas hasta ello cuando de repente un fuerte dolor me atravesó la pierna, la cual me falló y caí como un plomo al suelo y entonces fue cuando lo vi… ¡un animal!, eso era lo que producía esa extraña luz verde, un… ¿puercoespín? El muy cabrón me había ensartado con sus pinchos en la pierna, ¡Dios como dolía! Mientras me daba cuenta de todo esto, el gemido de la figura se silenció y fue sustituido por un sonido gutural y al darme la vuelta vi que aquello que pensaba que era un invasor era realmente mi mujer… Beatriz tenía toda la cara llena de las púas del puercoespín y su piel había empezado a resquebrajarse… la muy santurrona siempre había sido demasiado protectora de los animales y su devoción por ellos le había pasado factura… Beatriz…
De un grito se abalanzó sobre mí y con un movimiento rápido la conseguí esquivar y llegar cojeando al pasillo, mientras ella se recuperaba de la caída, y cerré la puerta justo a tiempo… Empezó una batalla por el picaporte, ella intentando bajarlo con todas sus fuerzas y yo mantenerlo arriba, mantenerme fuera de su alcance y alejada. Pero el maldito brazo me dolía… me fallaba y lo inevitable acabo por ocurrir y la puerta se abrió. Durante menos de un segundo los ojos de mi mujer se enfocaron en los míos y allí ya no estaba ella, solo un animal, solo un odio visceral y ansias de matar. Corrí como un desesperado pero al llegar a las escaleras me tropecé y caí por las escaleras. Intenté por todos los medios levantarme pero el brazo, ya no me respondía y la pierna estaba totalmente entumecida y un dolor constante empezaba a gobernar todo mi cuerpo y sin querer empecé a gritar, a gritar como nunca antes lo había hecho. Y entonces un grito proveniente de arriba de las escaleras me hizo girar la cabeza, justo para ver a Beatriz agachada mirando fijamente a un gnomo de jardín que estaba enfocado hacia mí, con una sonrisa de oreja a oreja. Mi mujer como siguiendo unas ordenes imaginarias se puso tiesa y saltó encima de mí, mientras yo gritaba y gritaba sin parar…
13 de junio de 2017
Parte 1 - Un desastre desde el principio.
5 minutos, en breve llegara la libertad. Toda la sala está inundada por el tecleteo de decenas de personas, todos con la misma mirada lúgubre y brillante debido al ordenador. 3 minutos, no puedo concentrarme en nada más que en el segundero del reloj de la pared, tic, tac, tic… 1 minuto. Cierro todas las pestañas haciendo como que sigo trabajando en este estúpido proyecto y finalmente las ocho. ¡Al fin! Parecía que nunca me iría de este lugar. Como si de un muelle se tratara me levanto y me dirijo a la salida y al fin veo el cielo, tan precioso y tan codiciado. Respiro un par de veces tranquila y profundamente mientras me dirijo sin dilación hacia mi coche, justo antes de entrar me fijo que hay varias zonas en el cielo cubiertas de un humo negro como el carbón. ¿Un incendio? ¿Varios? Me encojo de hombros y me meto en el coche y nada más arranco pongo mi música. Al fin estoy libre, al menos hasta mañana, me despojo de ese pensamiento, aún queda mucho para mañana y me enfilo dirección a casa por la carretera, pensando en todo lo que hare en cuanto llegue.
No puedo no fijarme en que poco a poco me voy acercando a uno de los puntos donde se origina el negro humo, de hecho ese punto no estaba cuando me había subido al coche… ¿Qué sería? Al poco la respuesta se me muestra tan clara como el agua, un accidente… y encima parece que hace poco que se ha producido. Me paro detrás del coche que tengo delante y veo que ya se está formando un atasco inmenso…
¿Cuánto tardaran en llegar los bomberos, policía y demás?
Aceptando lo inevitable y viendo que va para largo, salgo del coche para estirar las piernas y entonces es cuando me percato de los gritos, todo el aire está plagado de ellos, parece que la música no me había permitido oír nada hasta ahora. Intento ver que está ocurriendo y veo a una gran cantidad de gente apelotonada en la zona del accidente… mejor, así no tengo porque ir a ayudar a nadie… menos mal… y entonces oigo un grito, esta vez más cerca, parece que viene de más allá del arcén, cerca del linde del bosque. Suspiro para mis adentros, alguna de las victimas debe estar allí, tengo que ayudar…
Salgo del coche, cierro con el mando y me dirijo hacia los gritos, cuando llego veo a un hombre tendido en el suelo convulsionando. Rápidamente me pongo a su lado e intento tranquilizarlo y es entonces cuando me percato que no tiene sangre ni nada lo único que tiene son una especie de ramitas largas y finas clavadas en las piernas. ¿Habrá caído por algún arbusto? No reconozco para nada ese tipo de ramas, ¿Qué serán? ¡Mierda! De una de sus convulsiones me ha dado una patada pinchándome en la mano con una de esas ramas… al menos no me la ha dejado clavada. Me miro la herida y veo como una gota de sangre empieza a crecer lenta pero inexorablemente, con un intenso rojo escarlata teñido de algo extraño, hasta que no puede aguantar su propio peso y cae por mi brazo manchándome la camisa… entonces me doy cuenta de que el hombre no se mueve. Me acerco lentamente a su rostro y compruebo que efectivamente no respira… ¿Qué le habrá pasado? No tiene sangre, no hay ninguna herida a simple vista, debe haber sufrido algún golpe interno o algo similar… ¡Un muerto! ¡Estoy con un muerto! De repente me doy cuenta de ello y vomito, vomito todo, hasta el desayuno… un muerto por el amor hermoso. Me dirijo hacia la carretera sin volver la mirada al cuerpo, tengo que avisar a urgencias.
Llego a la carretera y los gritos en vez de disminuir han aumentado y hay gente corriendo para un lado y para otro. ¿Qué habrá pasado? Me dirijo directamente a mi coche y me siento en mi sitio intentando pensar que debo hacer… mundo de locos… ¿Por qué debía encontrar yo el cuerpo?... espera, igual ha llegado ya la ambulancia y les puedo decir que he escuchado gritos y que ellos vayan para a ver. Contento de haber encontrado una solución abro la puerta del coche de nuevo y cuando voy a empezar a buscar los servicios de emergencia me doy cuenta de algo… la gente que corre, no están huyendo del fuego del accidente, están huyendo de otras personas… Hay peleas por toda la carretera… ¡DIOS! ¡Se están matando!
Una persona se dirige hacia mi corriendo como un loco y gritando, tan rápido como puedo me meto en el coche y cierro con llave, justo a tiempo para ver cómo se lanza hacia mi parabrisas y lo agrieta de lado a lado… no para… ¡Lo está rompiendo! Sin pensarlo dos veces arranco el coche y acelero aplastando a ese desgraciado con el guardabarros y entonces lo veo… otra rama, pincho o lo que sea, pero en ese caso le atravesaba la mejilla… otro ataque por la derecha del coche… dos personas golpeando histéricamente el cristal… quieren entrar…
Doy marcha atrás y sin pararme a ver lo que hago, atravieso la calle hasta llegar al otro carril y en sentido contrario rebaso el enorme accidente donde hay personas tiradas en el suelo mientras otras las golpean sin piedad… ¿Ese está mordiendo?
Respira, respira, esto no está pasando, nada de esto es real, métete en el sentido correcto de la carretera y sigue tranquilo. Vamos para casa…
No puedo no fijarme en que poco a poco me voy acercando a uno de los puntos donde se origina el negro humo, de hecho ese punto no estaba cuando me había subido al coche… ¿Qué sería? Al poco la respuesta se me muestra tan clara como el agua, un accidente… y encima parece que hace poco que se ha producido. Me paro detrás del coche que tengo delante y veo que ya se está formando un atasco inmenso…
¿Cuánto tardaran en llegar los bomberos, policía y demás?
Aceptando lo inevitable y viendo que va para largo, salgo del coche para estirar las piernas y entonces es cuando me percato de los gritos, todo el aire está plagado de ellos, parece que la música no me había permitido oír nada hasta ahora. Intento ver que está ocurriendo y veo a una gran cantidad de gente apelotonada en la zona del accidente… mejor, así no tengo porque ir a ayudar a nadie… menos mal… y entonces oigo un grito, esta vez más cerca, parece que viene de más allá del arcén, cerca del linde del bosque. Suspiro para mis adentros, alguna de las victimas debe estar allí, tengo que ayudar…
Salgo del coche, cierro con el mando y me dirijo hacia los gritos, cuando llego veo a un hombre tendido en el suelo convulsionando. Rápidamente me pongo a su lado e intento tranquilizarlo y es entonces cuando me percato que no tiene sangre ni nada lo único que tiene son una especie de ramitas largas y finas clavadas en las piernas. ¿Habrá caído por algún arbusto? No reconozco para nada ese tipo de ramas, ¿Qué serán? ¡Mierda! De una de sus convulsiones me ha dado una patada pinchándome en la mano con una de esas ramas… al menos no me la ha dejado clavada. Me miro la herida y veo como una gota de sangre empieza a crecer lenta pero inexorablemente, con un intenso rojo escarlata teñido de algo extraño, hasta que no puede aguantar su propio peso y cae por mi brazo manchándome la camisa… entonces me doy cuenta de que el hombre no se mueve. Me acerco lentamente a su rostro y compruebo que efectivamente no respira… ¿Qué le habrá pasado? No tiene sangre, no hay ninguna herida a simple vista, debe haber sufrido algún golpe interno o algo similar… ¡Un muerto! ¡Estoy con un muerto! De repente me doy cuenta de ello y vomito, vomito todo, hasta el desayuno… un muerto por el amor hermoso. Me dirijo hacia la carretera sin volver la mirada al cuerpo, tengo que avisar a urgencias.
Llego a la carretera y los gritos en vez de disminuir han aumentado y hay gente corriendo para un lado y para otro. ¿Qué habrá pasado? Me dirijo directamente a mi coche y me siento en mi sitio intentando pensar que debo hacer… mundo de locos… ¿Por qué debía encontrar yo el cuerpo?... espera, igual ha llegado ya la ambulancia y les puedo decir que he escuchado gritos y que ellos vayan para a ver. Contento de haber encontrado una solución abro la puerta del coche de nuevo y cuando voy a empezar a buscar los servicios de emergencia me doy cuenta de algo… la gente que corre, no están huyendo del fuego del accidente, están huyendo de otras personas… Hay peleas por toda la carretera… ¡DIOS! ¡Se están matando!
Una persona se dirige hacia mi corriendo como un loco y gritando, tan rápido como puedo me meto en el coche y cierro con llave, justo a tiempo para ver cómo se lanza hacia mi parabrisas y lo agrieta de lado a lado… no para… ¡Lo está rompiendo! Sin pensarlo dos veces arranco el coche y acelero aplastando a ese desgraciado con el guardabarros y entonces lo veo… otra rama, pincho o lo que sea, pero en ese caso le atravesaba la mejilla… otro ataque por la derecha del coche… dos personas golpeando histéricamente el cristal… quieren entrar…
Doy marcha atrás y sin pararme a ver lo que hago, atravieso la calle hasta llegar al otro carril y en sentido contrario rebaso el enorme accidente donde hay personas tiradas en el suelo mientras otras las golpean sin piedad… ¿Ese está mordiendo?
Respira, respira, esto no está pasando, nada de esto es real, métete en el sentido correcto de la carretera y sigue tranquilo. Vamos para casa…
6 de junio de 2017
Una mañana más
Maldito ruido estridente, otra vez igual, de un golpe seco y el silencio vuelve a gobernar la fría habitación. ¿Por qué? ¿Es realmente necesario todo esto? Claro que es sí… Necesita el dinero, me necesita...
Me quedo un momento pensando en los antiguos tiempos, antes de que ese punzante ruido no fuera tal, sino una dulce melodía, momentos donde la calidez embriagaba el corazón pero… no, mejor no pensarlo, ya se acabó. Ahora solo frío y desazón en el corazón.
Finalmente consigo las fuerzas necesarias para levantarme y dirigirme al baño donde ahí esta él mirando, con esos ojos acusadores, ese odio, esa tristeza… ¿Cuántos años son ya desde que empezó el fin? ¿5 años? ¿6? Que más dará, otro día a mis espaldas, otro día por recorrer, pero hoy no tengo fuerzas, los recuerdos me abruman tanto…
Todo iba tan bien, pero las cosas empezaron a fallar… una mala contestación en nuestro restaurante, una mirada… sin amor, como me dolían todas y cada una… Puñaladas todas ellas, la estaba perdiendo, lo sabía y no sabía que hacer… inútil… Tanto amor transformado en desesperanza, en pesadez, se lo notaba aunque no me dijera nada, sus ojos ya no eran los suyos, se había vuelto una extraña, igual de forma pero distinta esencia. ¿Por qué ocurrió todo? ¿Llegué a decir algo en algún momento? ¿Se me olvidó algo? Nunca lo sabré…
Una mañana ocurrió lo que tenía que ocurrir, no me sorprendí, ni siquiera lloré, mis ojos ya habían derramado demasiadas lágrimas a medida que veía como se alejaba, como cambiaba ¿O fui yo el que cambié? Ni siquiera discutí, firme todo lo que ella quiso, una lluvia de interminables papeles, me sentía como si firmará la sentencia de mi ejecución y al día siguiente ya no estaba… solo dejó un hoyo en mi existencia, una frialdad que no he sido capaz de llenar… Eso me recuerda que tengo que trabajar, tengo que pagar por mis crímenes, tengo que darla su dinero…
Me limpio la cara con agua fría intentando despejarme, dejar de pensar en ello. Vuelvo al cuarto y me siento, miro por la ventana y veo como el sol perezosamente se va levantando y llenándolo todo de luz, que bonito amanecer. Todos los días vuelve para iluminar el camino, lleno de vigor y de fuerza, ojalá tuviera su energía y continuar y seguir y… estoy cansado…
Cojo el pantalón y me empiezo a vestir y justo en ese momento veo el cinturón… otra vez la idea pasa por mi cabeza… la rendición siempre está ahí, llamando a la puerta me llama con voz seductora y me pide que la deje a ella toda mis penas, que ella se encargará de todo para así que yo pueda descansar al fin… No… no puedo rendirme ella me necesita… ella se merece todo y más… pero… no puedo más, no puedo respirar… no puedo luchar…
Miro al sol, tan vigoroso, llamar a mi ventana. La abro con todas mis fuerzas y veo como se resquebrajan los cristales y un suave tintineo llena toda la habitación. Veo como algunos hermosos trozos caen por la ventana y bailan durante unos segundos en silencio antes de partirse en mil cristalitos y provocar un precioso juego de colores allí abajo. Que fácil lo tienen, acabar siendo algo tan hermoso con tan poco esfuerzo… miro al sol… y siento que al fin todo se esclarece, mi amigo al fin me ha dado la respuesta para conseguir la entereza, la poca que necesito.
Adiós, mi amor.
Me quedo un momento pensando en los antiguos tiempos, antes de que ese punzante ruido no fuera tal, sino una dulce melodía, momentos donde la calidez embriagaba el corazón pero… no, mejor no pensarlo, ya se acabó. Ahora solo frío y desazón en el corazón.
Finalmente consigo las fuerzas necesarias para levantarme y dirigirme al baño donde ahí esta él mirando, con esos ojos acusadores, ese odio, esa tristeza… ¿Cuántos años son ya desde que empezó el fin? ¿5 años? ¿6? Que más dará, otro día a mis espaldas, otro día por recorrer, pero hoy no tengo fuerzas, los recuerdos me abruman tanto…
Todo iba tan bien, pero las cosas empezaron a fallar… una mala contestación en nuestro restaurante, una mirada… sin amor, como me dolían todas y cada una… Puñaladas todas ellas, la estaba perdiendo, lo sabía y no sabía que hacer… inútil… Tanto amor transformado en desesperanza, en pesadez, se lo notaba aunque no me dijera nada, sus ojos ya no eran los suyos, se había vuelto una extraña, igual de forma pero distinta esencia. ¿Por qué ocurrió todo? ¿Llegué a decir algo en algún momento? ¿Se me olvidó algo? Nunca lo sabré…
Una mañana ocurrió lo que tenía que ocurrir, no me sorprendí, ni siquiera lloré, mis ojos ya habían derramado demasiadas lágrimas a medida que veía como se alejaba, como cambiaba ¿O fui yo el que cambié? Ni siquiera discutí, firme todo lo que ella quiso, una lluvia de interminables papeles, me sentía como si firmará la sentencia de mi ejecución y al día siguiente ya no estaba… solo dejó un hoyo en mi existencia, una frialdad que no he sido capaz de llenar… Eso me recuerda que tengo que trabajar, tengo que pagar por mis crímenes, tengo que darla su dinero…
Me limpio la cara con agua fría intentando despejarme, dejar de pensar en ello. Vuelvo al cuarto y me siento, miro por la ventana y veo como el sol perezosamente se va levantando y llenándolo todo de luz, que bonito amanecer. Todos los días vuelve para iluminar el camino, lleno de vigor y de fuerza, ojalá tuviera su energía y continuar y seguir y… estoy cansado…
Cojo el pantalón y me empiezo a vestir y justo en ese momento veo el cinturón… otra vez la idea pasa por mi cabeza… la rendición siempre está ahí, llamando a la puerta me llama con voz seductora y me pide que la deje a ella toda mis penas, que ella se encargará de todo para así que yo pueda descansar al fin… No… no puedo rendirme ella me necesita… ella se merece todo y más… pero… no puedo más, no puedo respirar… no puedo luchar…
Miro al sol, tan vigoroso, llamar a mi ventana. La abro con todas mis fuerzas y veo como se resquebrajan los cristales y un suave tintineo llena toda la habitación. Veo como algunos hermosos trozos caen por la ventana y bailan durante unos segundos en silencio antes de partirse en mil cristalitos y provocar un precioso juego de colores allí abajo. Que fácil lo tienen, acabar siendo algo tan hermoso con tan poco esfuerzo… miro al sol… y siento que al fin todo se esclarece, mi amigo al fin me ha dado la respuesta para conseguir la entereza, la poca que necesito.
Adiós, mi amor.
31 de mayo de 2017
Camino
Un paso y todo se vuelve negro, otro paso y el dolor recorre
todo mi cuerpo, pero he de seguir adelante, no puedo parar. Todo depende de que
llegue a tiempo, no puedo retrasarme, otro paso, por favor da otro paso. ¿Por
qué me está costando tanto andar? ¿Cuánto tiempo llevo andando? Demasiado…
Demasiado tiempo ya para recordar siquiera el motivo por el que empecé este
viaje. Mi cuerpo me pesa me duele… no puedo seguir adelante… ¿Por qué me duele
tanto?
Empecé hace mucho a andar y por aquel entonces no estaba
solo, mis compañeros, mis camaradas estaban conmigo, nos apoyábamos, nos ayudábamos,
pero la tragedia no tardó en llegar y segar a su antojo… fuimos cayendo uno a uno,
poco a poco. Intentamos levantarles, lo juro que lo intentamos pero no se querían
levantar, demasiada sangre y sudor derramado por una meta tan intangible, tan
irreal. Hace mucho pensábamos que habíamos llegado, vimos la luz al final del
camino, cojeamos con más fuerza, nos arrastrábamos y cuando casi tocamos la
meta… Dios, la sentí en mis dedos, sentí como la tomaba, como era mía, pero no…
el destino y la senda son crueles y todo resultó ser un espejismo… la meta
estaba más lejos, aun teníamos mucho que andar. Ese fatídico momento se llevó
muchos de los nuestros, grandes hombres y mujeres que no resistieron más, se
rindieron y no sirvió de nada nuestras palabras, nuestras lágrimas, nuestras
suplicas… los tuvimos que abandonar, encontrarían otra senda que sería propia
para ellos, pero no con nosotros. Pero nuestra Senda la habíamos elegido, queríamos
llegar a nuestra meta, era todo lo que teníamos.
Y hoy al fin empezamos a ver la luz otra vez, ¿será otro
espejismo?, ¿seremos esta vez capaces de aferrarnos con uñas y dientes a la incorpórea
meta? Estoy cansado, pero sigo andando, un paso más por favor, solo un paso
más. Resistiré todo el dolor, resistiré hasta el final. Pero solo pido que esta
vez no te muevas, ya casi no aguanto de pie y las sombras abrazan mi visión cada
vez más. Llegaremos juntos al final, aunque para ello tenga que arrastrarme y
sangrar lo insangrable y llorar… estoy cansado de llorar.
Llegaré
8 de agosto de 2016
Contando hasta 100?
¡Al fin! Al fin lo hice, lo estaba deseando desde hace tanto
tiempo que no me lo puedo creer. Llevo semanas, meses, años pensando en ello y
finalmente lo hice. Dios, he conseguido el valor y ahora estoy eufórico. Me
mira desde el espejo mi rostro pero algo ha cambiado, estoy exultante, el color
rojo me da un color impresionante. ¿Por qué no lo habría hecho antes? Ni idea,
todos los días eran lo mismo, día sí y día también, insultos, menosprecios, todo
el santo día. Y yo me calmaba respiraba, contaba hasta diez, treinta incluso
hasta cien, pero esta vez lo olvidé todo.
¿Por qué contaba? Me acuerdo, empezó como siempre un
empujón, un insulto, otro más, no era para nada más grave de lo que normalmente
ocurre pero esta vez no llegué a 100. Algo hizo click en mi cabeza y de repente
veo algo grande y duro en mi mano y un golpe y otro y otro y otro, hasta que
todo se vuelve rojo y sigo contando hasta llegar a 100 mientras mi respiración
se calma. Mis compañeros ni siquiera se han acercado, me miran con esos ojos,
pero donde antes veía desprecio y superioridad ahora solo veo miedo y temor y
me regocijo en ese miedo y poco a poco me yergo del cuerpo de mi antiguo
compañero el cual el pobre ya no se podrá poner más sombreros y entonces como
si se hubiera dado la señal de salida invisible todo el mundo se pone a gritar
y correr.
¿Y ahora qué? Oigo sirenas, normal, no había manera de que
todo esto fuera acabar bien. Abro el grifo y dejo correr el agua fría por mis
manos y me mojo ligeramente los brazos y la nuca, provocando ríos rojos a través
de toda mi ropa.
Al menos ya nadie pensará que no valgo para nada
Lagrimas
Han sido muchos años luchando, entrenando y cambiando para
llegar a la meta. Llegar a ser alguien ‘importante’, alguien de quien estar
orgullo, alguien a quien la gente mire y simplemente no le odien, no se rían…
simplemente alguien más en este mundo de locos.
Pero… siempre hay un pero, cuanto más normal me intento
volver más loco me vuelo. ¿Pero esto no es normal en un mundo de locos? Ya me
gustaría, soy diferente, soy especial… cuantas veces habré oído esas mismas
palabras de miles de bocas, en la radio, en la televisión, es la máxima del ser
humano ¿no? Pues a mí me ha tocado ser especial en la otra esquina de la
especialidad, todos son especiales y tienen a sus amigos ‘especiales’ que
encajan con ellos pero yo no. ‘Soy distinto, soy especial’ y lo odio.
¿Por qué tanta insistencia en crear esta diferencia? ¿Tantas
ganas tiene el ser humano de separarse, de no encajar? Claro, normalmente sin
quererlo siempre se tiene a alguien al lado, algún colega, la familia, alguien,
quien sea.
Me canso de luchar, de intentar encajar, no puedo…
simplemente no puedo, yo soy yo y por mucho que lo intente no cambiaré en los
cimientos, puedo parecer menos tímido, más alegre, más de lo que ellos quieran
pero la esencia no cambia.
¿Debo seguir? ¿Me debo conformar? ¿O tengo que aprender de
una vez a ser feliz con todo lo que tengo?
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